nos y legumbres, formará siempre las rique- i zas de las Naciones. La Agricultura perfeccionada produce todas las demás manufacturas ventajosas á un Estado : la prosperidad de los Lugares y Aldeas hace la felicidad de las Ciudades : el bien estar de los Colonos ó Labradores ocasiona la de los Artesanos, del modo mas útil al país; de manera, que la mas perfecta policía de un Estado no descansa sobre otro cimiento mas sólido que el de su Agricultura, y con referencia á ésta, son su Población , Artes , Manufacturas , Comercio y Marina. Por estos datos es preciso confesar, que sus resultados forman el elogio mas noble á favor de los Labradores y gente del campo : elogio incomparable : elogio, que á pesar del desprecio con que les trata el hombre insano, el que no venera otra Deidad que la ociosidad, no puede destruirse 5 porque todas las Naciones confiesan umversalmente desde el principio de los siglos, que el gran Coloso que sostiene el po-• der y la fuerza de los Imperios mas robustos, mas formidables y esforzados , se afianza sobre las manos del Labrador , y sobre el sudor que vierte hilo á hilo de su rostro. Ellas son el nervio de los Estados, la abundancia de los Pueblos, las que resucitan el letargo de las Campiñas mas estériles, reverdecen los Prados mas incultos, y los Valles mas