68 cia. Pues en quantos negocios, y graves dependen-cias concurrió con otros Prelados, y Cardenales, fue siempre atendido su diítamen, como fundado sobre las maxîmas de una prudencia mas que hu-mana. Llegada en el mes de Julio de 1718. la Ar-mada Española à Sicilia por reúnirla à la Corona de España, luego que tomó posesión de Virrey en Palermo el Marqués de Lede, pensó llamar à nues-tro Arzobispo : y asi le hizo entender por medio del Cardenal Acquaviva, Ministro à la sazón del Rey Catholico en Roma, como Palermo estaba ya baxo el dominio de este Monarca -, y en conse-quencia que podia sin estorvo restituirse à aque-lia Capital, para consuelo de ella, y de toda sude-samparada Diocesi. Mas viendo el zeloso Pastor que la concesión de. bolver à Palermo no se exten-dia à los otros Eclesiásticos subditos suyos , que se hallaban también en Roma , respondió : habia tres años, que estaba él ausente de su Silla por pro-teger , y amparar à sus Eclesiásticos, y que no con-cediéndose à éstos la misma fiicultad de bolverse à su Patria, no podria salir de Roma , dexando-los allí entre aflicciones, y penas, y sin Persona que les pudiese socorrer. Si parto ( decia ) quien ha? blará por estos pobres Sacerdotes ? Quien les asistirá en sus necesidades í Quien instará su regreso ? Pues yo seré el postrero à partir de Roma. Esta resolución prudente, y magnanima del Ar-zobispo , nacida de un corazón abrasado de la ca-ridad, fue motivo de que el Virrey Marqués de X.ede diera permiso à todos los Eclesiásticos para bolver à Sicilia ; haciendo que se les otorgase el Pasaporte por el Ministro de la Corona el Carde-nal Acquaviva.. Y al partir aquellos no solo les dio su